Motívate a hacer ejercicio en la mañana.
Hay quienes disfrutan mucho de hacer ejercicio en la mañana. Mujeres y hombres abren sus ojos cada día con entusiasmo y brincan de la cama para salir a correr o ir al gym. Yo no soy de esas personas, para mí cada mañana es una lucha constante contra el monstruo de sábanas que se resiste a dejarme salir. El botón de “snooze” en mi despertador está mucho más gastado que el de “off”, y aunque sé que hacer ejercicio por las mañanas te da energía para todo el día, simplemente no estoy del mejor humor al despertar.
Si tú eres como yo, te dejamos estas recomendaciones para que logres vencer a tu colchón y te ejercites por las mañanas sin excusas.
1. La cena
Todo comienza desde una noche antes. Si tu fuerza de voluntad no es suficiente para pararte, tal vez tu hambre sí. Cena algo muy ligero (como una taza de cereal con leche light) para que cuando abras el ojo al primer sonido de tu cuerpo te pida que te levantes.
Planear el desayuno antes de dormir también ayuda. Tal vez se te antoja mucho un huevito estrellado, pero dormirás mejor si lo dejas para la mañana. Además, comer proteína temprano es bueno para tu metabolismo.
2. Dormir temprano
Numerosos estudios aseguran que dormir menos de 8 horas diarias puede contribuir a que no bajes de peso (y tampoco te ayuda a despertarte temprano).
Calcula a qué hora te tienes que levantar para alcanzar a hacer ejercicio y desayunar y cuenta ocho horas hacia atrás para saber a qué hora te tienes que ir a dormir.
Si generalmente te acuestas muy tarde comienza por irte a la cama un poquito antes, acercándote cada día más a tu hora ideal. Cenar temprano ayuda con esto.
3. Se realista
Si te tienes que levantar a las 5 de la mañana y cargar dos maletas al gym para alcanzar a llegar al trabajo a tiempo, probablemente no logres mantener tu rutina de ejercicio. Piensa en un plan que te deje ejercitarte sin que sea un sacrificio exagerado. Salir a caminar, encontrar una clase cerca de casa o incluso hacer una rutina en tu propia sala puede funcionar. ¡Cualquier ejercicio es mejor que ningún ejercicio!
4. Música en tu despertador
En lugar del molesto pitido, usa tu celular para programar música. Así te levantarás un poco más motivada y sólo tendrás que conectar los audífonos para seguir el movimiento.
5. Prepara tu outfit
Parte de hacer ejercicio en la mañana es estar lista para salir antes de que tu cerebro se de cuenta de la flojera que te da hacerlo. En cuanto suene el despertador párate, ponte los pants calientitos que dejaste junto a tu cama desde la noche anterior, los tenis y... ¡a correr!
Dejar todo listo (desde los calcetines hasta las llaves de la casa pegadas a la puerta) te ayuda a no quedarte acostada. Si ya te tomaste la molestia de llenar la botella de agua una noche antes, ¿no vale la pena usarla?
Todo esto te ayudará a crear un hábito. Una vez que tu cuerpo se acostumbre al ejercicio por la mañana te será mucho más sencillo hacerlo. Además, en cuanto empieces a ver resultados en tu figura, ¡no lo podrás dejar!